¿Agua o sol? ¿Como produzco energía?

Cuando pensamos en producir energía de maneras alternativas corremos el riesgo de no ver todas las opciones  o de dejarnos llevar por la poca información disponible. Pensemos desde el principio, saltando por encima del mercado y regresando a nuestras necesidades. ¿Para qué usamos la energía? y de una vez, ¿En que forma la usamos? 

En la mayoría de nuestras casas la usamos para iluminación (bombillos, lámparas o velas), para producir calor (en la estufa o en la plancha),  para hacer funcionar motores (nevera, lavadora, licuadora, aspiradora), para hacer funcionar aparatos electrónicos (televisores, computadores, routers, decodificadores)  y ahora cada vez más para cargar baterías de celulares, tabletas, computadores.  Y entonces, ¿en que formas usamos esa energía? Podríamos resumir en dos: energía calorífica y energía eléctrica, que en ambos casos usamos en parte para producir energía lumínica (luz). 

Otro asunto que debemos revisar es a que horas usamos esa energía. Aunque la mayoría de ese consumo lo podamos asociar a actividades tradicionalmente diurnas, mucho de ese consumo en realidad es nocturno. Principalmente la iluminación y la cocción de los alimentos.

Estas preguntas nos sirven para resolver algunas cuestiones a las que nos tenemos que enfrentar a la hora de producir nuestra propia energía. Una de esas cuestiones, y es tal vez la más costosa, es si debemos o podemos, almacenar la energía. 

Respecto a si podemos almacenar energía, la respuesta es sí. La energía eléctrica es almacenable en baterías de varios tipos y eficiencias. Y en algunos casos la fuente de esa energía  también es almacenable, es el caso del agua, de la biomasa, de los combustibles fósiles. Pero en otros casos no es almacenable, como en el caso del viento, o del sol.

Ahora vienen las consideraciones económicas y éticas. De cuáles sean nuestros valores, depende de a cuales le demos mayor prioridad o peso.

Una de las razones que me hacen dudar sobre la verdadera eficiencia de las energías alternativas es precisamente la inocuidad del almacenamiento de la energía.  El caso del agua, almacenada en inmensos embalses es criticable por su daño ecológico en las áreas inundadas, en la comunicación de ecosistemas aguas arriba y aguas abajo, por su impacto social, y por el alto riesgo que conlleva el almacenar grandes cantidades de energía que eventualmente puede ser liberada accidental o voluntariamente, causando inmensos daños aguas abajo.

Lo mismo podríamos decir, de la biomasa y de los combustibles fósiles.

Por el otro lado, y muy usado en el caso de la energía solar, esta el problema de las baterías, que tienen dos limitantes grandes, su costo y su duración limitada y después su reciclaje o disposición final.

Entonces, si miramos bien el dilema ético-económico no existe. En el lado de lo puramente ético solo queda lo que podemos hacer libremente y todavía no existe una normatividad que nos obligue a pagar por las consecuencias de nuestros actos. Si hubiera que pagar por cortar las migraciones de peces por un río, las hidroeléctricas tendrían diseños muy distintos. O si el costo del combustible para los vehículos incluyera el costo de remover los desechos arrojados al aire, no sería viable económicamente usarlo.

Dejemos pues, esta discusión de ese tamaño, lo que no es ético es no involucrar en los costos, la reparación o manejo de los daños causados por nuestros actos. Esto hace que sea una competencia injusta con ventaja para quien no paga sus daños.

Entonces, ¿Que hace que una forma de producir energía sea una verdadera alternativa? 

Debería ser LIMPIA, o sea, no ensuciar o ensuciar poco y lo que ensucio debe ser limpiable y procesable. El balance final debe ser cero impacto. Sin aguas tibias, ensuciar un poco, es ensuciar. Y somos muchos y pretendemos vivir sobre la tierra  muchos años. No podemos tolerar tecnologías que solo ensucien "un poquito".

Debería ser SUFICIENTE, o sea alcanzar para lo que necesitamos, no para los lujos, no  para hacer ruido, no para iluminar los espacios vacíos o mal diseñados, no para mover un carro cinco o seis veces mas grande de lo que necesitamos, no para transportar productos grandes distancias y que se pueden producir en el vecindario.

Debería ser una tecnología APROPIABLE, o sea que la podamos hacer nuestra, sin dependencias ni de conocimientos ni de recursos físicos.

Al parecer, poner tantos requisitos cierra las posibilidades, pero bien visto y a largo plazo, aumenta las posibilidades de supervivencia de los seres humanos y su cultura en calidad y dignidad.

Para el caso colombiano, donde la mayoría vivimos en las montañas, considero que las micro hidroeléctricas y los generadores eólicos de cualquier tamaño son opciones viables. Aun no estoy convencido de las bondades de energía fotovoltaica, por su costo, la dependencia tecnológica y la dificultad de manejar los residuos.

En el mejor de los casos las celdas fotovoltaicas son eficientes produciendo energía 4 a 5 horas, aprox 20% del día. En muchas partes de Colombia, los caudales de pequeñas corrientes se sostienen durante al menos seis meses (50% del año) y los vientos pueden ser sostenidos en un porcentaje similar. 

Si valoramos mas los criterios de limpieza, suficiencia y apropiabilidad que los de eficiencia y rentabilidad, tercerizando costos (haciendo que otro pague por los daños) seguramente cambiar nuestra forma de obtener energía no se convierta en un doloroso cambio sino en una salida victoriosa.

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